FisioNómada por Niza
En uno de esos prontos míos, sin pensar mucho, una colega me pidió si podía ir a sustituirla una semana más o menos. Puesto que tenía mucho mucho calor, estaba embaraza y lo estaba pasando muy mal en el trabajo. Mientras le hacían la adaptación al puesto de trabajo, tenía que seguir trabajando. Ni siquiera era muy avanzado su estado, no llegaba a tres meses. Pero el calor y la adaptación de su cuerpo no le estaban haciendo pasarlo nada bien. Yo, sin pensarlo mucho, y ya que tenía disponibilidad, miré opciones.
La verdad, que por mi bien que lo quisiera pintar, no era muy rentable. Porque a pesar que el sueldo podía parecer alto de primeras, el asumir todos los gasto yo, quedaba muy por debajo de otras ofertas que ya había aceptado. Pero metidas ya en esto, y viendo la "necesidad" de esta compi, me aventuré a aceptar, comprar billete e ir a pesar que mi sentido más crítico me decía que era un error.
Hasta el último momento estuve muy tentada a faltar a mi palabra puesto había cosas, contextos, argumentos e información que no eran completos. Aún así, al final me aventuré, pues el honor a mi palabra eran más fuertes que el sentimiento de "no debes ir".
Llegué a Niza a las 00:30h a.m. para comenzar el día con mi primer paciente a las =7:17 a. m. en una ciudad que no conocía, con unas indicaciones más bien escasas y en servicio de fisioterapia a domicilio. No solo es que hubiera dormido unas 3 horas y medias, mal contadas. Que iba con una scooter de 50cc. que no debía acceder a autovías, vías rápidas o autopistas (por dónde siempre te mandaba el GPS), si no que además, era al otro lado de la ciudad de Niza, de las más grandes de Francia, con grandes edificios y comunidades dónde había varios edificios y que se pretendía que en 30 minutos hubiera llegado con tiempo de sobra, atendiera al paciente y me despidiera. Por muy bien que fueran las indicaciones, que no eran, era prácticamente imposible para los primeros días de comienzo. Lo peor, es que ya lo sabía. Igualmente, una cosa es saber lo que te esperaba, y otra vivirlo con 30 y pico grados al sol abrasador del verano en Niza.
Sobreviví malamente al primer y segundo día, sudando mucho mucho y perdiéndome muchas veces. El primer día entre indicación equívoca y despiste de no conocer la ciudad. Una ciudad en obra que intenta mejorar la accesibilidad para mejorar el servicio público con vías de tranvía, acabé saliendo a la autopista, con una ligera subida, descendí de 50km/h a 30km/h por el arcén y deseando salir en cualquier sitio y conseguir llegar de nuevo a la zona de trabajo de alguna forma legar, por dentro de calles.
El jueves, (tercer día de ruta) ya las calles me sonaban, me acordaba un poco de algunos pacientes, y evitaba llegar a ciertos puntos (prefería aparcar antes e ir a pie). Alguna anulación, me permitió ir más tranquila de tiempo y acercarme a zona conflictiva ( cerca de acceso a autopista) a recargar gasolina. La gran cagada fue dejar caer las llaves en el sillón dónde se recarga. ¿porqué gran cagada? porque hace faltan las llaves para abrir ese sillón. Al dejar la manguera en el surtidor, el sillón se cerró y las llaves se quedaron dentro.
Todo el tiempo que había ganado, la seguridad de comenzar a conocer un poco la ruta, se desvanecieron del golpe. Para colmo, me había dejado la cartera, con mi documentación en la casa. Así pues, pasé una hora intentando abrir el sillón ( forzando) con mucho calor, sudando lo no escrito ( casi más que en la selva) y maldiciéndome por torpe y poco precavida. Incluso intenté desmontar la carcasa de la moto para intentar acceder a la palanca que abría el sillín. Ni forzar con un hierro que me dio la dependienta de la gasolinera, ni intentar quitar los tornillos de la carcasa ni la vergüenza consiguieron quitarme ese marrón que tenía. Para colmo, la chica que remplazaba, a la cual tuve que confesarle mi "cagada" después de mucho tiempo de intento de solucionarlo, se le había roto la llave y nunca hizo la copia. Así que no había salvación, había qur abrir eso como fuera.
Después de más de media hora de sufrimiento, me acerqué a unos chicos que estaban a la sobra con unos cochazos ( creo que eran uber o similar) a ver si tenían alguna llave similar para abrir la carcasa y solucionar la situación. Tan amables acudieron a la llamada, pero en vano la idea de abrir la carcasa delantera. Porque a pesar de conseguir quitar los tornillos, las pestañas y estructura no era tan sencilla de quitar. Al final, alabando su fuerza, les pedí que mantuvieran forzado el sillín y yo metería mis deditos a ver si alcanzaba a coger la cuerdecita que colgaba de la llave. Y por fin, la cogí, ellos mantuvieron forzando un lado del sillón y conseguimos sacar el manojo de llaves. Acabamos todos sudando, devolvieron llaves que habían comprado en la gasolinera para ayudarme. Montaron todos los tornillos y me desearon buena continuación.
Ojalá Alá los proteja y los cuide. Digo Alá porque, hablaban árabe entre ellos y supuse que serían musulmanes. Sea como fuera, fueron super amables, y les estaré eternamente agradecida. Me retrasé en la ruta, obviamente. Pero ni tan mal. Eso si, acabé agotada.
El fin de semana estuve haciendo turismo por la vieja Niza, subí todas las escaleras al "Colline du Chateau" a los altos de Niza y unas ruinas de termas romanas que allí descansan. Paté mucho me quemé un poco y me quedé con las ganas de baño porque se levantó mucho viento y oleaje y se puso bandera roja. La policía de plantón en la orilla y prohibió a todo el que osaba mojarse más de los tobillos, a bañarse. Todo ese espectáculo lo disfruté desde una silla azul, muy características de la avenida, que juntan en línea unas cuantas sillas cada cierto tiempo.
Trabaje hasta el miércoles 26, 7 días laborales en total. Viajé a Madrid el jueves 27, dormí en casa de una amiga y llegué a Lanzarote el viernes para descansar en mi camita junto a mi amor I.
Más cosas pasaron, algunos pacientes me impresionaron. Otras enfermedades me recordaron la suerte que tengo, y en general, la experiencia me ha servido para intentar no olvidar. Porque la historia se escribe para recordar y procurar no repetirla. Este es el comedio de mis líneas aquí. Creo que el estrés que me supuso esta experiencia me envejecieron unos años de golpe.
Mi cometido este verano era recuperarme del curso. Que volver a estudiar a la universidad, con su egos, cumplir horarios, trabajos y todo lo que conlleva, me había quemado. Pero acabé aceptando un trabajo que me quemó aún en más en cuestión de días. Es cierto que me hizo más fuerte, ya el lunes era capaz de trabajar las 9 horas al sol y seguir teniendo energía cuando llegaba "a casa". Pero sigo con la sensación de necesidad de descansar, y disfrutar de mi entorno en Lanzarote, las temperaturas agradables, mi pareja, el mar y las actividades que me quedan por hacer ( planeadas en mi cabeza). Es ahora, no dejarlo dilatado a "ya veré" cuando soy yo la que manejo mi ya veré.
Próximo finde vamos a Gran Canaria, a disfrutar de mis amistades. He conseguido reunir a la mayoría para un fin de semana de los de antes, y celebrar mis cuarenta cumpleaños. Solo vernos, solo estar y disfrutar. Con eso, es suficiente. No tengo grandes expectativas más que estar y disfrutar de la compañía.